Ahora supón que cada uno de ellos tiene una intención positiva. Dedícale tiempo hasta que las respuestas te lleguen. ¡Averígualo!

¿Qué intenta conseguir para mi ese aspecto o esa conducta? Quizás lo que primero que te venga a la cabeza no tenga sentido. ¡No importa, ¡Anótalo! Algún significado tiene, aunque hoy no lo veas.

Aprender a conocer cómo te hablan tus distintos aspectos personales, puede ser algo estresante.

Quizás necesitas tiempo para ver con claridad o simplemente necesitas mirarlo desde otra perspectiva. Igual tu inconsciente usa metáforas y, no prestas atención a las señales. Estamos tan habituados a hacer las cosas de una misma manera que no vemos que eso no significa que sea conveniente para nosotros.

Dedícate tiempo para obtener información.

Pregúntate cómo, para qué, qué gano… Igual tu conducta era adecuada cuando surgió y no te has dado cuenta que ya no vives las mismas circunstancias y ya no es necesaria.

Observa cómo actúas, reacciona y busca momentos de silencio para analizar y prestar atención a lo que sucede en tu trabajo, con tu pareja, con tus hijos… Descubrirás que en todo lo que haces hay mucha información.

Otra costumbre interesante es darse cuenta de cualquier cambio brusco de ánimo y preguntarte ¿Qué lo ha provocado? ¿Cuál ha sido el detonante? Es algo exterior, ha sido algo que he imaginado o recordado que nada tiene que ver con lo ocurrido… ¡Indaga!

La clave para resolver tu asignatura pendiente es conectar con tu interior. En ti están todas las respuestas.